El presidente de rutas unidas de la región surponiente, Pedro Palma Flores, aseguró que la mañana de ayer se reunieron con el Alberto Capella Ibarra, comisionado estatal de seguridad pública, a quien le hicieron mención del robo de unidades y que después aparecen en Chilpancingo, estado de Guerrero.
“Le pedimos que se coordine no sólo con el estado de Guerrero sino con los de México y Puebla, para que en el momento en el que la Policía Federal vea una unidad de transporte público de cualquier región, surponiente, centro o Cuautla, lo detengan cuando estén pasando las fronteras del estado de Morelos y se le haga la investigación para saber si está dentro de la normatividad. A dónde va y quiénes lo llevan, así como reportar a los presidentes (de las organizaciones del transporte) de la región que corresponda, para confirmar si es así”.
Aseguró que el comisionado le respondió que este viernes, se reunirá con el titular de seguridad pública del estado de Guerrero, para formalizar los convenios de colaboración.
“Además, como hemos tenido muchos asaltos en esta región surponiente a pasajeros y conductores, también le pedimos que se implemente una estrategia para que el operador pueda hacer la denuncia, porque ya no lo quieren hacer por las amenazas que están recibiendo. Le pedimos que se haga una especie de red de comunicación, o ministerios públicos itinerantes, de tal forma que protejamos al pasajero o al conductor, de que a la hora de hacer su denuncia no esté con la amenaza de los asaltantes”.
Resaltó que hace poco, la región surponiente era la número uno en robos de unidades, pero ahora es la zona de Cuautla. “A nosotros ya nos han disminuido los robo de unidades y también los asaltos, sin embargo no estamos exentos de que esto nos pueda suceder otra vez”.
Expuso que de 2013 a la fecha, registran el robo de 28 unidades y en cuanto a asaltos llegaron a tener hasta 12 por semana en todas la rutas de esta región.
En cuanto al destino de las unidades robadas, dijo que sólo saben que se las llevan a un pueblo de Chilpancingo, en donde las desamantelan. “Nos han avisado, pero cuando nosotros llegamos a esos lugares, resulta que ya no están”.