En el marco del día internacional de la discapacidad, la especialista dictó una conferencia este miércoles en este lugar sobre el tema, al término del cual, en entrevista, enfatizó que a la gente todavía le amenaza ver una sexualidad diferente a la considerada normal.
“En la experiencia que he tenido, al parecer, al escuchar las palabras sexualidad y discapacidad, lo que tratamos de hacer todas las personas que no tenemos discapacidad es separarlas; entre menos se sepa del tema es mejor ¿por qué?, porque nos amenaza, nos amenaza ver una sexualidad diferente a la nuestra”. Hemos creído, prosiguió, “que la vivencia de la sexualidad sana o correcta, es la que vivimos las personas sin discapacidad. Sin embargo, la sexualidad en la discapacidad es una sexualidad diferente, nada más”.
Señaló que la sociedad debe aprender a que las personas con discapacidad tienen los mismos deseos sexuales que cualquier persona y hay que respetarlo.
“Tienen las mismas ganas de enamorarse, de vivir en pareja, de tener hijos también. Claro que ahí, hay un debate, en el caso de las personas con discapacidad intelectual; el derecho de ellos de tener hijos interfiere con el derecho del niño o de la niña de ser educados por unos padres emocionalmente sanos, pero por ejemplo, que las personas sordas quieren tener hijos sordos, se vale”.
Consideró que es la propia sociedad la que censura y dice “no” a la relación de personas con discapacidad. “En el caso de personitas con síndrome de Down, por ejemplo, a los hombres y mujeres jóvenes que quieren empezar a relacionarse, les prohibimos y empezamos a llenarnos de mitos. Que no van a ser independientes, que van a tener que vivir en la casa, que van a depender de la familia, es decir, nos amenaza, pero ¿cuántas personas no tienen discapacidad y están metidos en la casa de los papás? Entonces no es eso, eso lo ponemos como parapeto; nos amenaza, nos mueve algo, que una persona con discapacidad se relacione con otra, no me imagino unas personas que con trabajo se pueden mover, besándose apasionadamente. No me imagino, porque no me lo quiero imaginar”.
Dijo que en general se piensa que la sexualidad de una persona con discapacidad es fea, insana, pero no es así. “Solamente es una forma diferente de relacionarse sexualmente. No podemos pretender que la sexualidad que tenemos las personas sin discapacidad sea la única; entonces, como tenemos ese concepto, todavía nos amenaza mucho. Debemos fomentar un desarrollo de sexualidad sana y libre de prejuicios”.