Los vendedores, entrevistados en el exterior del santuario del Señor de Tula, coincidieron en que este fue el peor año en ventas para ellos, a pesar de que todavía faltaban dos misas por oficiar ayer por la tarde.
La mayoría de ellos provienen de Tlamacazapa, una población cercana a Taxco, del estado de Guerrero, y vienen con sus familias. Llegan desde el viernes y en algunos casos duermen en el kiosco de la Alameda, ubicada frente al santuario.
Una mujer, quien lleva más de 30 años vendiendo estos productos, lamentó que en esta ocasión apenas sacarían para el pasaje de regreso y no contarían con el recurso que esperaban obtener de la venta.
Otra más dijo que aunque vendieran mucho la noche de ayer, ya no podrían ganar mucho, ya que muchas figuras de palma se secaron y tuvieron que hacer nuevas. “De nada sirvió ir por la palma al campo, traerla y trabajarla”, se quejó.
“Antes se vendía mucho y hasta hacían cola para comprar, pero ahora ya casi nadie compra”, declaró un hombre mientras tejía la palma.
Dijeron no saber las razones de las bajas ventas, si es la situación económica generalizada o si la gente se está cambiando de religión.
A pesar de la situación, y que este año a algunos no les compartieron alimentos como en otros años, esperaban que la tarde-noche de ayer pudieran recuperar algo de lo invertido para mejorar su economía.
El Domingo de Ramos abre la Semana Santa. En este día se recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías y se lee el evangelio de San Lucas, que anuncia su Pasión.