Jojutla.- La jueza de control del segundo distrito judicial, Nancy Aguilar Tovar decretó la tarde de ayer la liberación del ganadero Magdaleno Tapia Ocampo, quien fuera acusado del asesinato del regidor de Coatlán del Río Yahir Melgar Cabrera y de su auxiliar, Marco Antonio Reza Solórzano, el pasado 31 de mayo en Cocoyotla, municipio de Coatlán del Río.
Tapia Ocampo fue detenido la misma noche del doble homicidio, con dos armas de fuego, una calibre 380 y otra calibre 20, en su camioneta pick up, y con un cartucho percutido calibre doce.
Le imputaban haber sido el responsable del asesinato, pues se habría resistido en principio a ser detenido y después se le habría encontrado una capucha en su vehículo (aunque eso no se reportó al momento de la detención).
El pasado cuatro de junio se realizó la audiencia de control de detención, en la que se determinó que se quedaría en prisión como medida cautelar, y este martes siete de junio se realizó la audiencia de vinculación a proceso en la ciudad judicial de Jojutla.
Antes de la audiencia llegaron decenas de personas –familiares, amigos y clientes del ganadero- a la ciudad judicial, con pancartas y mantas en apoyo al imputado, al que consideraban inocente. Por ratos, pedían “justicia” y lanzaban porras al detenido.
Su esposa Rosa Pastrana Flores aseguró que se trataba de una injusticia, porque aseguró que el detenido sólo se dedica a trabajar, dijo.
La audiencia comenzó alrededor de las diez de la mañana y concluyó casi a las tres de la tarde, cuando, después de escuchar los argumentos del fiscal y la defensa, la jueza determinó que no había indicios de la probable participación de Tapia Ocampo en los hechos y decretó que quedaba en libertad.
De hecho, cuestionó varios de los planteamientos que hizo el ministerio público.
No dio valor probatorio a los indicios presentados (como la capucha, que fue detectada en una diligencia posterior de reconocimiento). Dijo que el hombre había dado negativo a la prueba de rodizonato de sodio (no había disparado un arma) y las armas que portaba tampoco habían sido disparadas.
Además, el cartucho que se le encontró era de calibre doce y el arma que portaba era de calibre 20.
Al enterarse, afuera, en el plantón, los que aún estaban presentes aplaudieron y lanzaron porras y gritos de “sí se pudo”.