Jojutla.- La falta de conocimiento o el franco sensacionalismo son factores para que los medios de comunicación, sobre todo en América Latina, no den el manejo correcto de la información sobre secuestros.
El periodista colombiano Herbin Hoyos, quien fue secuestrado en su país por 17 días en 1994 por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), consideró que los medios de comunicación todavía tienen mucho que aprender acerca del manejo informativo del secuestro.
“Cuando se tiene a una persona bajo la acción del secuestro, lo primero que los secuestradores quieren es información; entonces los medios no podemos contribuir a darle más información al delincuente, es un error muy grande dar detalles de lo que tiene la víctima”.
Consideró que es importante no dar el perfil de la víctima. Registrar el hecho, sí, pero no dar el perfil y después saber que existen varias etapas en un secuestro.
“Son muy importantes los primeros minutos del secuestro, si alguien ve y logra informar en ese momento, se puede generar una reacción de la gente y se puede buscar incluso un rescate. Pero si al secuestrado ya se lo llevaron, se debe tener otro manejo, se tiene que ser mucho más prudente, mucho más táctico, porque los periodistas y los medios no podemos poner en riesgo la vida del secuestrado; siempre se debe tener como prioridad la vida y luego la información”.
Añadió que si se llega a la fase de negociación es muy importante no dar cifras.
Consideró que la prensa debe tener una coordinación con las autoridades especializadas en el secuestro, para no difundir información inapropiada y para que los periodistas tengan prudencia, en saber en qué momento se puede dar a conocer.
“La noticia no solamente es noticia porque se dan a conocer los hechos, la noticia es noticia porque necesita unos tiempos y esos tiempos, cuando está la vida de por medio de una persona, son absolutamente sagrados. Si se va hacer una operación de rescate, no se puede revelar. Es mejor en estos casos reservarnos, esperar, tener paciencia y dejar que las autoridades actúen, de eso depende la vida de una persona, así que tenemos que estar siempre preservando la vida”.
Dijo que las redes sociales son un arma de doble filo, pues bien utilizadas pueden ayudar, pero mal utilizadas ponen en riesgo la vida de las personas secuestradas.
Ejemplificó que si se crea una red de búsqueda de secuestrados, son excelentes, e incluso reveló que actualmente él participa implementando una aplicación que va a salir muy pronto en varios países y que podrá activarse al momento de que alguien reporta un secuestro. La aplicación ayudará a difundir información de la víctima y las circunstancias que rodearon el hecho para que haya una reacción masiva.
Estimó que aunque periodistas han dado a conocer información que puede afectar a la víctima, ha sido más bien por desconocimiento.
“Normalmente los errores son por desconocimiento, yo no encuentro en ningún país donde he estado haciendo capacitaciones a periodistas que actúen de mala fe; todos actúan por desconocimiento. Cuando yo les expongo lo que no deben hacer, los primeros en inculparse son ellos mismos, diciendo ‘yo no sabía eso’”.
Pero reconoció que la presión de los medios por generar la noticia es lo que los lleva a no pensar en cómo se debe presentar, subrayó.
“Creo que vale la pena articular una capacitación entre las autoridades especializadas en el secuestro y los periodistas, ahí tiene que haber una llave que funcione sincronizadamente, y eso no significa que uno se vaya a trabajar con las autoridades, no, es coordinación para poder dar la información en el momento preciso y no poner en riesgo la vida de las víctimas”.
Comentó que de acuerdo con su experiencia, la prensa de cada país tiene un manejo distinto de la información sobre el secuestro y es en Europa donde tienen mayor preparación, mientras que América Latina apenas se está generando esta cultura.
“En países de Europa o de Medio Oriente tienen muchas prudencias y otras normas establecidas; los mismos periodistas ayudan a otros a que no vayan a cometer el error, eso ya es madurez periodística dentro de una sociedad. En los países latinoamericanos la tendencia es a competir por la ‘chiva’, por la primicia, por la exclusiva, por la nota, y no miden los riesgos en que ponen a la víctima. Hacer sensacionalismo es como la guerra del centavo en los buses, lleva a que se cometan muchos errores, se atropelle, se dé información inexacta, y eso al final termina costando vidas. Cuesta la vida a los policías, cuesta la vida de los que participan en la negociación, cuesta la vida de las familias.
“En particular, México está como hace unos 15 años Colombia. En nuestro país la guerrilla llamaba a los periodistas y les decía: ‘miren, nos vamos a tomar tal población pasado mañana’ y la prensa iba a esa población, como si fuera un show, y la guerrilla empezaba a bombardear a esa población y los periodistas grabando y filmando. Ya después nos dimos cuenta de que era un error muy grande, reaccionamos ante eso y nos volvimos nosotros mismos reguladores de todo ese fenómeno, que querían utilizar a los medios para generar más terror. El terrorista, el delincuente o el secuestrador quiere sembrar miedo y si nosotros los medios nos prestamos para que la sociedad se llene de más miedo, pues la sociedad se vulnera”.
Resaltó que los medios deben pensar en qué es importante para la sociedad, pues están para crear conciencia. “La sociedad puede querer morbo, pero necesita certeza, necesita confianza, necesita percepción de seguridad, necesita integrarse, necesita que antes se fortalezcan todos los vínculos sociales, toda la estructura social y no que se destruya. Los periodistas no podemos caer en la generalización porque eso crea desconcierto y descomposición de la sociedad, por ejemplo, no todas las instituciones son corruptas, son unos cuantos, dentro de determinada institución”.
Resaltó que si un periodista sabe que una autoridad miente al hablar de la inseguridad que se vive en un lugar determinado, el periodista debe documentar y probar que está mintiendo. “Cuando ellos ven que uno lo está probando, ya no vuelven a mentir, porque saben que la prensa los va a desenmascarar; el periodista debe aprender a investigar”.
Hoyos dijo que trabaja en México con víctimas desde 2001; consideró que la indiferencia de la sociedad ante el fenómeno del secuestro hizo que éste creciera. No se fortaleció el trabajo del periodista y el miedo desarticuló el nexo que debe haber entre la sociedad y los medios. Pero ya se está superando esa fase y el país está entrando en otra etapa. “Primero fue el susto y ahora es el qué hacemos”.
Finalmente, consideró que en México el secuestro va paralelo de las redes del narcotráfico. Se hacía para generar más respeto de sus organizaciones de narcotráfico. “A una persona se le secuestraba para generar temor al del cartel contrario, pero fue proliferando esa mentalidad criminal y ahora no nada más secuestra el narco, lo hace cualquier banda pequeña para ganar estatus en un área para ganar dinero. El sembrar miedo en la sociedad tiene un efecto de pólvora, se expande y si los medios contribuimos a sembrar miedo, va a dar más miedo en la sociedad”.
Opinó que no hay opción, la sociedad siempre debe denunciar, aun cuando haya policías malos, porque no todos lo son, porque de lo contrario, los malos “nos van a acorralar, arrodillar y matar”.