Ejercitarse mientras estás de viaje a veces es un reto pero, por mucho que te de flojera si estás de vacaciones, lo cierto es que seguir con tu disciplina y ejercitarte incluso te ayudará a disfrutar más del viaje pues te dará energía. Aunque a veces la pregunta es ¿dónde hacerlo? Y sí, no en todas las ciudades es tan fácil.
La primera vez que visité Río de Janeiro me sorprendió mucho ver gimnasios completamente gratuitos en plena playa de Copacabana. Ahí, en todo momento del día, se podía ver a personas jóvenes ejercitarse en un ambiente festivo que cuadraba muy bien con el cliché carnavalesco carioca. Esta visita fue hace ya 8 años y por aquel entonces en la Ciudad de México no teníamos ni en sueños algo parecido.
Sin embargo, las cosas cambiaron hacia finales del 2011 y la fecha la tengo muy marcada pues por aquel entonces mi sobrina estaba a punto de irse a vivir a París y se lamentaba pues después de años de vivir a escasos metros del Parque México, justo cuando estaban colocando un gimnasio público al aire libre, ella se iba del país. Hoy en día yo he visto muchos turistas usar esta infraestructura.
Cuando estos gimnasios comenzaron a aparecer en los distintos parques de la ciudad primero hubo quien creía que no durarían nada, que la gente los destruiría. En “hipsterland” los vecinos mayores me llegaron a decir: “seguro estarán vacíos, aquí todos tienen para pagar un gimnasio”. Sin embargo, y para mi grata sorpresa, estamos en 2018 y no sólo todavía existen estos aparatos para ejercitarse sin pagar un centavo, sino que además siguen en buenas condiciones y además la gente los usa diariamente.
He visto estos aparatos lo mismo en el Parque México, en la colonia Hipódromo Condesa, que en la colonia Escandón, en la Narvarte, en la Álamos o en la Santa María Aztahuacán en Iztapalapa. Los he visto en grandes parques pero también en camellones o espacios urbanos recién recuperados o en alguna ancha acera. Por las mañanas o por las noches, es común ahora ver a entrenadores particulares o simplemente grupos de amigos, practicar y entrenar juntos.
Gracias a esta democratización del espacio público y a este incentivo para que la gente practique deporte, también hoy esos parques o banquetas son más seguros pues hay mayor alumbrado público y actividad durante más tiempo. Así, hoy no sólo ves personas entrenando en los aparatos, a un lado tal vez algunas tomen clases fitness mientras los vecinos pasean tranquilos a sus perros.
Así que, lo mismo si vas a la Ciudad de México o si vas a cualquier otra ciudad del mundo, puedes seguir ejercitándote. Por ejemplo usar el sistema de bicicletas públicas es una gran opción para pasear y también mantenerte activo.
Cuando visites lugares con miradores para vistas panorámicas, como la terraza de observación de un edificio o el techo de una catedral, subir por las escaleras hasta llegar al punto de observación, es una gran opción para ejercitarte. Unos minutos de subir por las escaleras estimularán tu frecuencia cardíaca, y te sentirás gratificado por las grandiosas vistas al final del ascenso.
Si estás haciendo caminatas o explorando un parque local, haz un poco de ejercicio con 10 subidas a una banca, seguido de 10 flexiones de brazos, y repite las series en las próximas tres bancas por los que pases.
Otra alternativa es crear tu propio paseo a pie. Descubrir un destino a pie es la manera ideal de tener un auténtico sentido del lugar y estar activo al mismo tiempo.
Ahora si no quieres hacer mucho ejercicio, el consejo es cuidar lo que comes.
Sabemos que no es fácil estando en vacaciones y las tentaciones llegan a la mesa, pero uno que otro pecadito no está mal. Sin embargo evita pasarte del límite con los postres, el alcohol en exceso no es recomendable para tu salud y menos para mantener tu cuerpo limpio y sin azúcares de más. Toma mucha agua o bebidas salinas que te ayudarán a la hidratación y a mantener los niveles de agua adecuados en tu cuerpo, así cuando regreses de tu viaje no sentirás las libras de más o te echarás culpas por no poner límites a tus antojitos. Todo es un balance, ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre. Antes que nada disfruta de tus vacaciones y no te sobrepases ni con el ejercicio ni con la comida.