¿Qué es lo que más te gusta cuando pisas por vez primera las calles de una ciudad desconocida? Tal vez que esté limpia, ordenada, que puedas desplazarte con facilidad, caminando o en bicicleta, que te brinde una sensación de confort y seguridad, pero también que haya espacios donde simplemente puedas estar y sentir que perteneces, espacios que sean tan tuyos como lo son de sus habitantes.
Tal vez, cuando llegas a una urbe así te sientes bienvenido pero, si le añadimos más árboles, plantas y flores, ¿te haría sentir feliz? Pues según Charles Montgomery, consultor y especialista en diseño urbano, la respuesta es sí pues la ciudad y sus espacios verdes están directamente relacionados con la felicidad tanto de sus habitantes como de sus visitantes.
Pero, si tener espacios públicos dignos en las megalópolis es un reto en sí mismo, que además estos hayan sido diseñados para brindar servicios ambientales e integren elementos naturales al paisaje urbano resulta una misión casi imposible… o tal vez no.
Montgomery, quien se declara un admirador de la resiliencia de la Ciudad de México, parte de una hipótesis que parece simple, aunque detrás encierre una compleja realidad: “El fin mayor de toda ciudad es ayudar a sus residentes a alcanzar la felicidad”. Así, respondiendo a esta premisa, las decisiones urbanísticas que se toman deberían poner en el centro de su análisis y su diseño a las personas.
Entonces, ¿por qué hay cada vez más ciudades que parecieran estar pensadas para los autos? Bueno pues porque los tomadores de decisiones no han aceptado que la felicidad y el diseño urbano van de la mano.
Charles Montgomery es escritor y urbanista. Es autor del libro Happy City, en el que examina los vínculos entre el diseño urbano y la ciencia de la felicidad. Su trabajo se centra en asesorar lo mismo a gobiernos que a funcionarios públicos, urbanistas, arquitectos y estudiantes en todo el mundo. A la Ciudad de México vino en 2014, como parte de un programa de residencias promovido por el Laboratorio para la Ciudad y desde entonces no ha dejado de pensar en cómo ayudar a sus habitantes y visitantes a encontrar bienestar en esta megalópoli.
REPENSAR LA URBE
En 2018 Montgomery volvió a la capital mexicana para participar en el Foro World Design Capital CDMX, llevado a cabo en el Palacio de Bellas Artes el pasado mes de marzo. Ante una audiencia de estudiantes y creativos, el especialista explicó que la forma, estructura y componentes de toda ciudad facilitan o inhiben la felicidad de sus habitantes. El principal ingrediente si se desea ser un urbanita feliz es tener
fuertes vínculos sociales, algo que sólo se logra si se cuenta con espacios públicos que faciliten la interacción humana.
El diseño debe entonces facilitar la construcción de estos vínculos. Sin embargo, en muchos casos la infraestructura urbana rompe vínculos sociales volviendo los sitios no sólo inhumanos y fríos, también peligrosos.
El modelo de ciudades dispersas, dependientes del auto y con usos diferenciados
del suelo —donde la vivienda, el comercio y las oficinas se encuentran en espacios distintos— ha contribuido a crear escenarios de fragmentación e infelicidad. Y es que una ciudad de este tipo hace realmente difícil que nos relacionemos con nuestros vecinos, amigos y familiares.
Pero eso no es todo, estas frías ciudades que apuestan por los autos por encima de las personas también generan problemas de salud pública pues nos hacen más obesos, nos enferman e incrementan nuestro riesgo a morir más jóvenes. También encarece la vida y roba nuestro tiempo, sin contar con que además fomentan la contaminación y el desgaste del medio ambiente. No suena precisamente a una vida feliz, ¿o sí?
EL RETO DE REDISEÑARSE
Nadie puede negarlo. La Ciudad de México no es precisamente una de las más humanas, peatonales o verdes del mundo sin embargo, no es tarde para cambiar esa realidad aunque para lograrlo primero se necesitaba colocar la problemática y sus soluciones en la mesa de discusión y en la agenda de temas importantes. Por ello desde hace más de siete años, un grupo de profesionales de la arquitectura, el diseño y el urbanismo se enfocaron en lograr que la CDMX se conviertiera en la capital mundial del diseño. En 2015, el gobierno de la Ciudad de México y Design Week México finalmente ganaron la designación de World Design Capital CDMX 2018
convirtiendo así a la capital mexicana en la sexta ciudad y la primera del continente americano en recibir este título.
No se trata de un premio al mejor diseño urbano, estamos lejos de tal realidad. Se trata de que tras este reconocimiento, se discuta con especialistas, ciudadanos y autoridades los retos y posibles soluciones para lograr que esta enorme ciudad encuentre su camino a la felicidad, de la mano del diseño.
Y, a pesar de que también tiene muchos retos y camino por andar, la CDMX tiene una poderosa historia para compartir internacionalmente y en varios temas puede servir como un modelo para otras mega ciudades del mundo. Este nombramiento de alguna manera obliga a la ciudad a abordar los retos de la urbanización usando el diseño como una herramienta para permitir una ciudad más segura y más habitable.
Por ello es que especialistas como Montgomery participan en las actividades que a lo largo del año se han programado para que el WDC CDMX 2018 sea un espacio de propuestas e innovación, más que una fiesta.
MOVILIDAD Y FELICIDAD
Los tiempos y la forma en la que nos trasladamos —vinculados a la forma y estructura de la ciudad– moldean nuestras vidas. Charles Montgomery explica por ejemplo que un estudio en Suecia encontró que la gente con tiempos de traslado de más de 45 minutos tenía un 40% más de probabilidades de divorcio. Sólo de pensar que en CDMX hay personas que pueden a diario pasar más de 4 horas trasladándose me deprimí. Por eso, y claro por el impacto ambiental del caos, la movilidad es uno de los retos más urgentes de resolver en la capital mexicana.
Otro estudio holandés citado por Montgomery documentó que la gente que va al trabajo en bicicleta reporta ser más feliz que aquella que utiliza el auto. Por otro lado, caminar no es sólo saludable sino que también fortalece los vínculos entre las personas y sus ciudades. Sin embargo, muchas calles y zonas no nos invitan a caminar, incluso pueden ser peligrosas. En CDMX por ello uno de los proyectos urbanos que mejores críticas ha recibido ha sido la peatonalización de espacios como la calle de Madero, en el Centro Histórico, o el rescate de los bajopuentes o los llamados “parques de bolsillo”, que promueven que la gente se sienta tranquila en el espacio público. Las personas optan por caminar en calles y espacios en los que se sienten seguras, que al mismo tiempo son atractivos y sin mucho ruido.
Por ejemplo, zonas que combinan comercio tradicionales y vivienda generalmente son más atractivas que zonas lujosas, con edificios de cristal pero donde no hay actividades. Inclusive pequeñas inserciones de espacios verdes pueden contribuir al bienestar de las personas.
BOSQUE PARA TODOS
Nadie podría imaginar Nueva York sin su emblemático Central Park sin embargo, en la Ciudad de México tenemos un bosque urbano dos veces más grande y algunas personas ni siquiera lo conocen: el Bosque de Chapultepec.
Espacio público por excelencia, este bosque es tal vez el lugar más democrático y diverso de la ciudad, sobre todo desde que las autoridades implementaron un plan para su recuperación, a partir del cual, habitantes y visitantes comenzaron a reapropiarse de este importante pulmón urbano.
Pero el rescate del bosque ha sido paulatino pues también ha requerido una fuerte inversión de recursos. Justo en el marco del WDC CDMX 2018 se anunció que la ciudad había ganado un espacio cultural nuevo al interior de Chapultepec: la antigua estación del ferrocarril, en la segunda sección.
Después de varios años en desuso, este espacio fue recuperado, conservando su esencia, materiales y arquitectura originales, para convertirse en un foro para el despliegue de contenidos y encuentro para vincular ideas y proyectos comprometidos con el entorno urbano a través de diferentes actividades.
Hoy su nombre es Espacio CDMX Arquitectura y Diseño y es la sede temporal del Centro de Información del programa Capital Mundial del Diseño CDMX (World Design CDMX 2018) que celebrará y mostrará el uso positivo deldiseño como una herramienta eficaz para el desarrollo económico, social y cultural.
“Espacio CDMX Arquitectura y Diseño recupera un episodio de la memoria colectiva de quienes vivimos en la Ciudad de México y nos permite reflexionar sobre nuestro presente urbano y las posibilidades de transformar la ciudad en espacios lúdicos y de convivencia, considerando la perspectiva de la arquitectura y el diseño. Se convierte así en el primer espacio público en la CDMX destinado a promover la Arquitectura, el urbanismo y el diseño socialmente responsable”, explica Emilio Cabrero, director general de Design Week México y World Design Capital CDMX 2018.
El diseño es, sin duda, una herramienta para resolverlos grandes problemas que enfrentan los entornos urbanos en la actualidad y también, para apostar por un desarrollo sostenible y, como dice convencido Charles Montgomery, para contribuir a que seamos cada día, un poco más felices.