Recuerdo bien que a principios de este siglo, la misma ciudad de Cuernavaca quería ser apuntalada como un destino de bienestar y salud. Lamentablemente la violencia no le ha ayudado en nada y es que no se le ubica hoy en día como el mejor lugar para ir a buscar la anhelada paz.
Sin embargo, dicen los que saben, que la paz realmente tiene un único lugar para encontrarse y es en el interior de cada una de las personas. Porque se construye a partir de un compromiso con uno mismo, entonces, aunque los seres humanos construyeran una ciudad entera especialmente diseñada para la salud y el bienestar, tal como en China se fabrican copias fieles de las ciudades más impresionantes del mundo, nada podrá garantizar que la gente encuentre en ese destino un bienestar pues eso es algo que no depende de factores externos.
La semana pasada estuve de visita en San Miguel de Allende, sí ya lo se, últimamente hablo mucho de ese lugar pero es que me resulta fascinante en muchos sentidos. Conocí un grupo de amigas que producen vinos orgánicos y realmente pasé uno de los mejores días en mucho tiempo.
Durante este viaje me comentaron que el gobierno de Guanajuato está buscando impulsar a San Miguel de Allende como un destino de bienestar, una “Wellness City”, como se le conoce en el mundo del turismo.
Si nos ponemos a pensar, independientemente del número de spa’s, hoteles o clínicas que pueda tener una ciudad como San Miguel de Allende, es un lugar donde el bienestar se siente en la paz de sus calles, en los restaurantes que han apostado por el movimiento de Slow Food, es decir, comida sana, nutritiva, preparada con ingredientes locales, frescos y con la intención de disfrutarla y de que el cuerpo asimile cada uno de sus nutrientes.
También existen ya en San Miguel muchas ofertas de terapias alternativas de salud, tiendas que venden productos orgánicos, hoteles boutique que ofrecen servicios holísticos que van mucho más allá del simple descanso del cuerpo o el cuidado de la piel.
Y es que el bienestar no es una aventura turística más, es un estilo de vida, una travesía que comienza hacia el interior de cada persona. En medio de esto, no podemos negar que existe toda una industria alimenticia, de hospitalidad, de salud y de servicios alrededor de quienes buscan hacer del bienestar un estilo de vida.
Los viajes no están excluidos de las necesidades de este mercado que comienza a dominar las aspiraciones de muchos emprendedores, incluso de tecnología.
En la ciudad de México, por ejemplo, están a punto de lanzar Wellness Around, un proyecto que busca, a partir de plataformas tecnológicas, tender un puente entre los consumidores y los pequeños productores y microempresarios alrededor de un punto en común: el bienestar como estilo de vida.
Lo interesante de este proyecto es que es escalable y tiene planes de crecimiento para otras ciudades de México y del mundo, puesto que el bienestar es una tendencia global. Tan solo para el 2016, 7 de las 12 tendencias destacadas en la industria de la gastronomía, están vinculadas al bienestar y la salud en todo el mundo.
Si desde su entorno inmediato, antes de hacer sus maletas, quieren comenzar el camino al bienestar desde su interior queridos lectores, me alegra mucho compartirles que en Cuernavaca existe una excelente opción que es el Centro Budista de esta ciudad. Es importante aclarar que, si bien muchas personas identifican al budismo como una práctica religiosa, no lo es en estricto sentido.
Más bien se trata de una filosofía de vida, una serie de prácticas deontológicas, que se pueden convertir en una alternativa más para que cualquier persona se acerque al bienestar integral. En medio de una sociedad culturalmente diversa donde la tolerancia ha demostrado ser el único camino hacia la paz, quizá explorar nuevos caminos sea la opción.
El Centro Budista de Cuernavaca se fundó hace apenas dos años y medio. Está dirigido por miembros de la orden budista Triratna, que es una orden internacional que quiere ofrecer un contexto para las personas que busquen un acercamiento al budismo y sus prácticas, en la realidad del mundo actual.
En ese lugar, además de impartir clases de meditación, yoga, talleres y retiros, también promueven actividades culturales para quienes tienen simplemente ganas de conocer mucho más sobre esta filosofía y las culturas que la practican. Por ello han preparado para el mes de diciembre un ciclo de cine que, al menos a mí, se me antoja mucho.
El lema del centro es “¡Entra a tu vida!” y leerlo me hizo reflexionar, ¿cuántas personas realmente viven fuera de sí mismas? buscamos la felicidad afuera. Le cargamos a la pareja, los hijos, el jefe, el vecino, la responsabilidad de nuestro bienestar y nuestra felicidad. Buscamos que el dinero, el estatus, las propiedades acumuladas, nos construyan felicidad como una consecuencia automática. No vivimos el éxito, lo contabilizamos.
¿Por qué hablo de esto en una columna de viajes? Porque siempre he pensado que el verdadero viajero, el que tiene ese espíritu de trotamundos, es el que puede ser libre. No en vano la expresión “ligero de equipaje” se usa en muchos contextos pero siempre nos vincula con la libertad de movimiento, pensamiento y acción.
La meditación puede ser el punto de partida del más importante de nuestros viajes, el que debemos hacer hacia nuestro interior para descubrirnos, para conocernos profundamente, para que la vida sea una experiencia plena y completa. Que nuestro paso por el mundo sea más que arrancar hojas al calendario.
Si les interesa acercarse paulatinamente a la meditación y el bienestar, este ciclo de cine podría ser un buen comienzo así que escápense al Cinema Las Plazas, del 8 al 13 de diciembre, para disfrutar de películas de Argentina, Alemania, Corea, Tibet y Estados Unidos, cuya temática está relacionada de algún modo con bienestar holístico.
Es fácil quejarse de la violencia, pagar un masaje relajante donde te venden paz a cambio de unos pesos, que por cierto no suelen ser pocos. Pero ¿qué tan fácil es cambiar nuestro interior? ¿Qué tan simple es aceptar la responsabilidad que nos toca en cada suceso? ¿Enfocamos nuestra vida en construir experiencias que nos acerquen a la empatía, la compasión, el respeto y la consciencia? A mí me gusta reflexionar en el cine, si a ustedes también, seguro este ciclo les fascinará. En lo personal, se ha vuelto un pretexto perfecto para irme a descansar una semana entera a mi querida Cuernavaca el próximo mes.