Dos días antes de que el mundo supiera que París estaba en riesgo de ser invadida por las aguas desbordadas del Sena, hablé con mi amigo Joel, quien vive en la parte alta de la ciudad, en el barrio de Montmartre, muy cerca de la catedral de Sacre Coeur, seguro identificarán este vecindario los que se enamoraron de la historia de Amélie Poulin. Mi amigo me contó que hacía tres días que la lluvia no paraba. Recordamos juntos la frase de la cinta Midnight in París: “París es más hermosa bajo la lluvia” y nos reíamos. Una cosa es caminar románticamente bajo la lluvia y otra muy diferente es que el agua desbordada de un río te cubra las pantorrillas.
Hasta el día de ayer, la crecida del río había alcanzado los 6.03 metros en la zona del Puente de Austerlitz, pero durante la madrugada de hoy los niveles habían comenzado a bajar. Sin embargo, el sistema meteorológico francés sigue recomendando tomar precauciones aunque no creen que se viva una subida como la registrada en el año 2010, cuando el río alcanzó los 8.42 metros de altura. ¿Vieron la película “Un monstruo en París”?, bueno pues está inspirada en esa histórica crecida del Sena.
Las lluvias en la región Íle de France registran, en tiempo normal, 200 m3 por segundo, pero el pasado miércoles 1 de junio la capital cifraba la caída de lluvia en más de 1.200 m3 por segundo, esto significa un incremento pluvial del 600 por ciento.
Pero imagina que tú estuviste ahorrando durante mucho tiempo para vivir esa romántica luna de miel en París, o tus bodas de oro, o enviaste a tu hija de 15 años a festejar con un tour grupal allá. Desafortunadamente sus planes podrían afectarse con estas condiciones metereológicas extremas.
El turismo fluvial es el principal perjudicado en las inundaciones que están golpeando París. Los primeros afectados son los operadores de los bateaux-mouche (barcos turísticos como los que aparecen en la cinta “Antes del atardecer”). Es primavera en París, temporada baja pero aún así cerca de 150.000 personas se sirven de éstos barcos para recorrer el río Sena, una actividad que por supuesto quedó paralizada causa de la crecida del río. Cada día que pasa, sólo este sector, pierde 250 mil euros. Y lo peor es que se prevé que este negocio quede detenido hasta al menos la mitad de esta semana que comienza.
El museo del Louvre cerró sus puertas desde el jueves y los guías sólo podían decir a los turistas que se seguían acercando a su emblemática pirámide que nadie sabía la fecha exacta de reapertura.
Pero el Louvre no fue el único museo que los turistas no pudieron visitar, pues el museo de Orsay también canceló visitas desde el jueves y reabrirá hasta el próximo martes 7 de junio. Como premio de consolación, los guías llevan a los paseantes al Museo de Orangerie que, a pesar de estar muy cerca al río, en el jardín de Tuileries, continuaba abierto al menos hasta el cierre de esta edición. Otros museos, como el de Artes Decorativas sólo tomaron algunas medidas cautelares pero han permanecido abiertos.
¿Qué hacer entonces? Bueno pues activar nuestro espíritu viajero y recordar que un turista lleva un guía, pero un viajero sabe improvisar. Hay un tour interesantísimo llamado “París y sus migrantes” que ha sido armado para que los visitantes comprendan que la capital francesa debe ser vista en toda su dimensión multicultural. Distritos como el 19 o el 20, alejados del Río Sena pueden ser visitados para conocer la vida cotidiana de las comunidades árabes y africanas que han llegado a dar a París el sentido cosmopolita y multicultural que las distingue.
Por supuesto que hay cosas que no pueden hacerse ahora, como andar en bicicleta por las vías de la rivera del Sena, ya que están completamente inundadas. Aunque tal vez para el momento en el que usted esté leyendo esto el nivel del agua haya bajado, pero la alcaldesa ha recomendado evitar las cercanías de estas zonas.
París no está sumergida bajo el agua, ni está paralizada, mucho menos está hundida. Sólo hay que pensar que esos euros que ibas a gastar en pagar tu entrada a los museos que hoy están cerrados o tu pasaje para los barcos de turistas, la puedes invertir en comprar unas botas y un impermeable para poder seguir disfrutando porque podremos tener lluvia, podrán cerrar los museos, podrán crecer los charcos pero siempre… ¡Siempre tendremos París!