“Hay una historia detrás
de cada persona. Hay una
razón por la cual son como son.
Piensa en eso antes de juzgar a alguien”.
Anónimo.
Lobito y Manzanita han crecido. De hecho, ya están en el ámbito universitario. Me siento orgulloso por sus logros, aunque todavía hay que llegar a la culminación de sus estudios. Debo confesar que siempre quise que estuvieran bien en la escuela, tanto con los maestros como con sus compañeritos. Quería que la pasaran mejor de lo que yo la pasé en mis tiempos. Por eso decidí participar siempre en los comités de la sociedad de padres de familia. Para ayudar a tener un mejor ambiente escolar entre padres, alumnos, maestros y la administración. Al participar en estos menesteres, me he dado cuenta que todavía falta mucho por hacer. No puede haber un espacio colaborativo en donde hay autoritarismo. En varias escuelas vi como los directivos y maestros abusaban de la buena fe de los padres de familia. Siempre pedían cooperación para cortinas, para grabadoras y demás cosas. Yo siempre preguntaba a dónde se habían ido las cosas que habían puesto los padres del ciclo escolar anterior. Y, según los maestros, eran los padres quienes se habían llevado las cosas. También estaba la historia de que se las habían robado. El punto es que siempre había faltantes y, cada año, teníamos que dar cooperación otra vez. En otra ocasión, recuerdo, yo era el presidente del comité, cómo la maestra que le había tocado dar clases en primer grado manipuló a la gente para que compraran pupitres adecuados para su clase. ¿Cómo podían los niños sentarse en esos pupitres tan altos? Cuando lo único que tenía que haber hecho era ponerse de acuerdo con los papás para sacar de la bodega los pupitres para los más pequeños. Limpiarlos y colocarlos en el salón que le había tocado. Pero no. quería que fueran nuevos.
Si hablo de cuando fui estudiante, en mis tiempos todo era diferente. Los padres tomaban en cuenta al cien por ciento a los maestros y recuerdo que, en las juntas, algunas mamás, cuando recibían quejas de sus hijos, les daban autoridad a los maestros y maestras para que los castigaran como quisieran. Yo me sorprendía muchísimo porque en muchas ocasiones, los maestros abusaban de los niños y les contaban de más a los padres de familia. Yo estudié en la secundaria 2. En Altavista. Soy de la segunda generación. En aquellos tiempos, la secu era el único edificio en el cerro. No había nada. Cuando salíamos de la escuela, bajábamos por el cerro para salir al Salto. Y justo ahí, en la parte de atrás, era el lugar preferido por los alumnos para agarrarse a golpes y ajustar cuentas. Como los maestros no tenían nada que hacer allí, pues no había nadie que interviniera en las trifulcas de los estudiantes. Y así fueron pasando los tiempos hasta ahora. Todos esos estudiantes, creo, al darnos cuenta de cómo eran las cosas en realidad, ya no quisimos que se repitieran esos abusos en nuestros hijos. El problema es que ahora muchos padres se fueron al extremo porque no permiten que a sus hijos les llamen la atención por nada del mundo aun sabiendo que hicieron algo malo. Algunos padres son sobreprotectores aún sabiendo que les están haciendo daño.
El daño social que padecemos es multifactorial. Y es verdad que todo comienza en la familia. Pero la familia no es necesariamente la única causa. Tenemos problemas graves como sociedad. Ya hemos tocado esos puntos en otras colaboraciones. Pero en el caso de las instituciones escolares, la violencia es el pan de cada día.
Es hora de poner las cosas en su lugar y tomar alternativas de solución de conflictos que sean pacíficas.
Para eso existe la mediación escolar.
Antes de abordar el tema, debemos reconocer que los conflictos son parte nuestra naturaleza. Y aquí, lo importante es cómo nos vamos a enfrentar a ese problema y cómo lo vamos a resolver. Estamos acostumbrados a que siempre sea un tercero el que resuelva nuestros problemas. Nuestros padres, un juez, el director de la escuela. Y al hacerlo de esta manera, siempre hay un ganador y un perdedor.
En el caso de la mediación, siempre habrá un tercero, pero es un tercero neutral que no tiene poder sobre las partes en conflicto, solamente ayuda para que de manera cooperativa, pacífica, amable las partes encuentren una solución a su conflicto. Las partes que enfrentan un problema van acordando, de acuerdo a sus intereses y necesidades los elementos para resolverlo.
La mediación tiene un valor muy importante, sobre todo, en conflictos en donde las partes en disputa mantienen un vínculo continuo, porque permite restablecer la comunicación entre quienes seguirán relacionados en el futuro, como los cónyuges que se están divorciando, vecinos que tuvieron un conflicto, estudiantes, maestros, etc. La experiencia nos ha mostrado que, cuando las partes en conflicto son las que deciden la solución, existen mayores probabilidades de cumplimiento. Pero esta alternativa, se tiene que estudiar. Se tienen que conocer todos sus elementos para poder aplicarla y, en el caso de los problemas escolares, se puede aplicar de manera sustancial, de tal forma, que se convierta en un elemento de la cultura de la paz en las escuelas. Veremos más detalles la próxima semana.