“Nos acostumbramos a la violencia
y esto no es bueno para nuestra sociedad.
Una población insensible es una población peligrosa".
Isaac Asimov
Aun cuando muchas personas no creen que podamos vivir en cultura de paz, debido a toda la violencia que vivimos cotidianamente, los expertos dicen que sí es posible.
En principio, podemos afirmar que la cultura de paz se manifiesta en diferentes niveles: desde las relaciones personales y familiares hasta las interacciones a nivel internacional. Implica la resolución pacífica de conflictos, el respeto a los derechos humanos, la inclusión social y la promoción de la educación y la comprensión intercultural. Esto, podrían decirme quienes no coinciden en que se puede lograr, sólo se da en las relaciones entre países, y tal vez no tanto, porque vemos, también en este plano, cómo algunos países invaden o atacan otras naciones.
Tenemos que entender que, efectivamente, el conflicto es parte inherente del ser humano, pero, también hay que entender que no se puede lograr la paz ejerciendo el poder del más fuerte sobre el más débil. Tenemos que llegar a acuerdos adecuados.
La cultura de paz es una relación de armonía entre personas y sociedades, libre de violencia; implica reconocer la dignidad individual y respetar los derechos de las personas y fortalece la cohesión social, la erradicación de la violencia y la formación del capital social. En síntesis, es una forma, en mi opinión la mejor de solucionar los conflictos.
La mejor manera de construirla es: educando a las personas en el respeto a la dignidad y los derechos de todas las personas: resolviendo los conflictos por vía pacífica; promoviendo el diálogo constructivo; fomentando la solidaridad y la cooperación entre todos los individuos; aceptando y respetando la diversidad; y, renunciando a la violencia como método para resolver los conflictos.
Johan Galtung, sociólogo noruego y fundador de los estudios de la paz y los conflictos, desarrolló un marco teórico en el que distingue tres tipos de violencia. La primera es la violencia directa: es la violencia visible y física que se ejerce de manera inmediata sobre las personas. Incluye homicidios, agresiones, guerras, tortura y cualquier acto en el que se cause daño de forma directa.
La violencia estructural es la que se encuentra incrustada en las estructuras sociales, políticas y económicas, limitando las oportunidades de ciertos grupos. Se manifiesta en la pobreza, la marginación, la falta de acceso a educación y salud, y la desigualdad social. Por ejemplo, la falta de acceso a la justicia para las comunidades indígenas o la impunidad en casos de violaciones a derechos humanos.
Y por último tenemos a la violencia cultural. En ésta se encuentran los valores, creencias y discursos que justifican y perpetúan la violencia. Se expresa a través de ideologías, religiones, costumbres, tradiciones o narrativas que normalizan la discriminación, el racismo, el machismo y otras formas de opresión. El peor ejemplo en México es el machismo que normaliza la violencia de género o los discursos que justifican la violencia policial contra ciertos sectores de la población.
Galtung enfatiza que para construir una paz duradera es necesario no solo erradicar la violencia directa, sino también transformar las estructuras y creencias que la sostienen. Propone un enfoque de "Paz Positiva", que va más allá de la ausencia de guerra y se enfoca en construir sociedades justas y equitativas, eliminando las condiciones que generan violencia estructural y cultural.
No es tarea fácil ni para las familias ni para los gobiernos. Pero sí podemos implementar formas que den inicio a la cultura de paz.
Las teorías de Galtung han sido aplicadas en diversas regiones del mundo para la resolución de conflictos y la construcción de paz, entre ellas:
Proceso de paz en Sudáfrica: Sus ideas influyeron en la transición del apartheid a una democracia incluyente, promoviendo la justicia restaurativa y la reconciliación.
Conflictos en América Latina: Se han utilizado sus enfoques en programas de mediación y justicia restaurativa en países como Colombia, en el marco del proceso de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)
Balcanes y Medio Oriente: Ha trabajado en proyectos de resolución de conflictos en zonas afectadas por la guerra, promoviendo el diálogo y la transformación de estructuras violentas.
Esto nos lleva a la siguiente conclusión: si en otros países, estas implementaciones han funcionado, ¿por qué en México no podríamos hacerlo?
Sólo es cuestión de interés e iniciativa.