“No soy libre mientras cualquier otra mujer
sea esclava, incluso cuando las cadenas
de ella no me toquen".
Audre Lorde
Debo reconocer que provengo de una cultura familiar machista en la que el hombre tenía todos los privilegios en todos los aspectos mientras que la mujer era sojuzgada. La mujer se encargaba de las tareas de la casa, del cuidado de los hijos y a “comprender” que el hombre, como proveedor, estaba exhausto después de la jornada laboral y había que atenderlo lo mejor que se pudiera.
En mi caso, fuimos cinco hombres y una mujer, por lo que mi madre nos enseñó que también nosotros, como hombres, debíamos encargarnos de las cosas de casa. Sin embargo, el comportamiento social, favorecía (y en muchos casos, sigue favoreciendo) a los hombres.
Afortunadamente las cosas han ido cambiando con el tiempo, pero todavía tenemos una tarea pendiente con las mujeres. Con el reconocimiento y aplicación de sus derechos fundamentales.
En las últimas décadas, el reconocimiento de los derechos de las mujeres ha sido un tema central en la agenda global de derechos humanos. Pero, a pesar de los avances significativos, aún queda un largo camino por recorrer para lograr la plena igualdad de género. Reconocer y vivir acorde a los derechos de las mujeres no solo es una cuestión de justicia, sino también un imperativo para el desarrollo sostenible y el bienestar social.
Todas las mujeres, sin distinción de raza, religión, condición económica o cultural, tienen derecho a vivir libres de violencia, a acceder a la educación, a participar en la vida política y económica, y a tomar decisiones sobre su propio cuerpo. Estos derechos están consagrados en instrumentos internacionales como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) y la Declaración de Beijing.
La filósofa y activista Simone de Beauvoir afirmó en su obra El segundo sexo: "No se nace mujer, se llega a serlo". Esta frase subraya la importancia de entender que los roles de género son construcciones sociales que pueden y deben ser transformadas para alcanzar la igualdad. Reconocer los derechos de las mujeres implica desafiar estas construcciones y trabajar hacia una sociedad donde las mujeres no estén limitadas por estereotipos.
Según la experta en derechos humanos y género, Amartya Sen, premio Nobel de Economía, "el desarrollo de una sociedad no puede medirse únicamente por su crecimiento económico, sino también por la capacidad de sus mujeres para ejercer sus derechos y participar plenamente en la vida pública". Sen destaca que la inversión en la educación y la salud de las mujeres tiene un efecto multiplicador en el bienestar de las comunidades.
Por su parte, la activista y escritora Chimamanda Ngozi Adichie enfatiza en su libro Todos deberíamos ser feministas que "el feminismo no es solo una lucha por las mujeres, sino por la justicia y la equidad para todos". Adichie argumenta que la igualdad de género beneficia a toda la sociedad, ya que permite que tanto hombres como mujeres desarrollen su potencial sin restricciones impuestas por el género.
Para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria, es necesario implementar acciones concretas que promuevan el reconocimiento y el ejercicio de los derechos de las mujeres. Algunas de estas acciones incluyen:
Educación con Perspectiva de Género: Integrar la perspectiva de género en los sistemas educativos es fundamental para desmontar estereotipos desde una edad temprana. Esto implica enseñar a niños y niñas sobre igualdad, respeto y derechos humanos.
Políticas Públicas Inclusivas: Los gobiernos deben implementar políticas que garanticen la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral, político y social. Esto incluye medidas como cuotas de género en cargos públicos, licencias de maternidad y paternidad equitativas, y programas de apoyo a mujeres emprendedoras.
Erradicación de la Violencia de Género: Es urgente fortalecer los mecanismos de protección y prevención contra la violencia de género. Esto implica no solo leyes más estrictas, sino también campañas de sensibilización y apoyo psicológico y legal para las víctimas.
Empoderamiento Económico: Facilitar el acceso de las mujeres a recursos económicos, créditos y capacitación laboral es clave para su autonomía. Organizaciones como ONU Mujeres han demostrado que el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la reducción de la pobreza y al crecimiento económico.
Participación Política: Promover la participación de las mujeres en la toma de decisiones políticas es esencial para que sus voces sean escuchadas y sus necesidades atendidas. Esto incluye fomentar su liderazgo en partidos políticos, sindicatos y organizaciones comunitarias.
Reconocer y vivir acorde a los derechos de las mujeres no es solo un acto de justicia, sino una necesidad para construir sociedades más equitativas y sostenibles. Como bien lo expresó Malala Yousafzai: "No podemos triunfar si la mitad de la humanidad queda atrás".