“Los pájaros nacidos en jaulas creen
que volar es una enfermedad”
-Alejandro Jodorowsky-
Este artículo está siendo escrito un domingo en la ciudad de Oaxaca. Ayer sábado comenzó un entrenamiento maravilloso en Mediación Narrativa con Sara Cobb y Carlos E. Sluzki. Recibí la invitación del Dr. Héctor Valle, sensacional ponente también, y me di la oportunidad de participar. Debo decir que me da un gusto enorme que haya tantas mujeres y hombres interesados en este tema que conlleva a la cultura de la paz. También debo decir que me da tristeza saber que nuestro estado de Morelos no haya avanzado en este sentido. Somos el último estado de nuestra república que aún no cuenta con una ley de justicia alternativa. Hay otras maneras de solucionar nuestros conflictos. No tenemos que confrontarnos por medio de abogados y jueces para solucionar nuestros problemas. Muchos abogados llevan al extremo las demandas e inventan más cosas para la confrontación legal. Somos una sociedad que trata de arreglar los conflictos por medio de la bronca y la demanda. Participamos de un ambiente de guerra cuando se trata de un juicio en el que siempre habrá un ganador y un perdedor.
Sin embargo, a través del desarrollo de una cultura de la paz, aprenderemos que el conflicto se da por las diferencias entre nosotros porque cada uno tiene su manera de ver el mundo. Venimos de escenarios diferentes. Nuestros padres, nuestro entorno, nuestras costumbres nos van formando, o deformando, y de ahí provienen nuestras diferencias. Pero esas diferencias no son el conflicto en sí. En mi artículo pasado hablé de los discursos dominantes y como nos dejamos influenciar por ellos. Son parte de la vida misma. Y estos no se pueden controlar porque estamos llenos de demasiada información, pero sí se pueden resistir. Los conflictos existen porque no hemos aprendido a gestionar nuestras diferencias.
En la primera sesión de este evento, he estado aprendiendo, mejor dicho, aprehendiendo que nosotros como seres humanos somos lo que decimos, lo que contamos. Y eso me hizo recordar una frase de Gabriel García Márquez con respecto de nuestro andar por este mundo: “la vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”. La narrativa es totalmente nuestra.
Somos una madeja de sentimientos y pasiones, pero aún dentro de todo esto tenemos la posibilidad de ser libres. Podemos ser mejores personas. Si gestionamos de manera diferente nuestras diferencias estoy convencido de que nuestra vida personal y hasta la vida de comunidad pueden ser mejores.
La intención de este artículo, de manera específica, es hacer notar a nuestras autoridades que debemos darle celeridad para incluir la Ley de Justicia Alternativa en nuestro estado y, también es urgente realizar foros para el estudio y difusión de estas “nuevas” alternativas de solución de conflictos que son más amigables y más adecuadas para solucionar nuestras diferencias. Una vez conociendo estas alternativas, debemos llevarlas a las comunidades, a las escuelas, a las familias para ir educando a las nuevas generaciones con una óptica diferente en la resolución de conflictos. Y mientras tanto, para los problemas actuales, se podría llevar la mediación a los tribunales y decirles, y convencer a las personas que hay otras maneras de solucionar sus conflictos. Decirles que podemos vivir mejor hasta llegar a concebir una cultura de la paz.
Hoy domingo termina este evento maravilloso. Lo disfrutaré al máximo y me comprometo a llevar estos conocimientos a nuestro estado y trabajar arduamente con los que trabajamos en este campo del conocimiento y llevar a ponentes destacados como los mencionados para aprender a forjar una mejor sociedad.
Y, por cierto, agradezco profundamente el encuentro con Sof y Jorge, amigos oaxaqueños entrañables. No nos vemos frecuentemente pero cada vez que lo hacemos, la vida tomo otro significado. Mil gracias por la amistad, la compañía, la conversación y la cena. Hasta que nuestros caminos se crucen nuevamente.