“La felicidad sucede cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía”
-Mahatma Gandhi-
Dicen que si no actúas como piensas vas a terminar pensando como actúas. Esto significa que el ser humano puede hacer lo que desee. Desde su niñez va creando sueños, escoge lo que le gusta hacer y lo hace propio. Se sueña haciendo eso que le gusta: “Bombero, bombero, yo quiero ser bombero”, dice la canción de Facundo Cabral. Sin embargo, por la familia, los amigos, la escuela, los maestros, llega un momento en que dejas de creer. Y empieza a cambiar conforme pasa el tiempo. Se va “amoldando” dirían otros. Por eso es que se pierden los sueños. Cuando dejas de creer en ti, en tus proyectos, en tus ideales, por culpa de los otros… pero principalmente por culpa de uno mismo.
La congruencia es fundamental para tener plenitud. Para vivir una vida llena de satisfacciones. Dicen que cuando una persona es congruente deja una herencia hermosa porque: Se convierte en un ejemplo a seguir, deja caminos posibles para que otros se atrevan, dicen que también es una forma de mejorar la comunidad donde se vive, se siente un orgullo enorme cada vez que una persona logra sus propósitos, y, por último, una persona congruente es inspiración de otras personas.
Ser congruente es un valor que debemos buscar desarrollar. La congruencia no sólo desarrolla a la persona que la practica, también trae como consecuencia la búsqueda de la armonía social.
Y esto me hace pensar en un hombre congruente que se ha marchado recientemente. Hace tres días dejó este plano terrenal el pintor Francisco Toledo. Era un pintor reconocido a nivel mundial, artista plástico y gráfico, activista y luchador social, ambientalista, promotor y difusor cultural, además, fue filántropo.
El Maestro Toledo era oriundo de Juchitán, Oaxaca. Inició sus estudios artísticos a los catorce años. En 1959, a los diecinueve años, ya estaba presentando sus exposiciones de pintura en Texas. En 1960, a la edad de veinte años se fue a estudiar a París, y regresó a México en 1965. Obviamente, a su regreso, su visión del arte cambió, así como su perspectiva ideológica.
Cuando volvió de París, Octavio Paz lo elogió tanto, diciendo que no era sólo un maestro de la plástica, sino que era un camino estético para México. A pesar de esa grandeza artística, la ciudad de México trató mal a Toledo. Sabina Berman menciona que cuando se veían en un restaurante que frecuentaban, el mesero siempre le preguntaba a ella si pagaría la cuenta. No creía que aquel hombre de camisa y pantalones de mezclilla, con el pelo enmarañado y huaraches, lo haría. De hecho, lo maltrataban. También comenta que un día que vinieron a “Las Estacas”, aquí en nuestro estado, un policía le ordeno que saliera del agua porque “ese lugar no era para prietos”. Toledo salió del agua mansamente. Sin decir una palabra.
El Maestro Toledo regresó a su pueblo, a Juchitán, Oaxaca. Allá comenzó a trabajar no sólo en lo que correspondía a su arte. También apoyó a su comunidad. Su obra se caracteriza por el toque irreverente, provocativo y transgresor que le imprime.
Promovió y difundió la cultura y las artes del estado de Oaxaca, donde residió los últimos años de su vida. Con apoyo de otras instituciones, fundó, en octubre de 1997, el Taller Arte Papel Oaxaca, instalado en la antigua planta hidroeléctrica "La Soledad", en San Agustín Etla. Dentro de este contexto, fundó Ediciones Toledo, que en 1983 publicó su primer libro, y en 1988 fundó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
A pesar de no gustarle, recibió variados reconocimientos públicos debido a su calidad como artista y a su lucha por las causas perdidas (que seguirán siendo así, hasta que todos hagamos lo que nos corresponde).
Francisco Toledo nunca se dejó marear por la fama o el poder. Hizo mucho por su pueblo. Hizo mucho por Oaxaca. Hizo mucho por nuestro país. Siempre fue un hombre congruente. Por eso hace falta en su comunidad. Por eso nos hace falta en México. Necesitamos hombres y mujeres congruentes para tener una mejor sociedad y lograr una cultura de la paz para el buen vivir que tanta falta nos hace.
Q.E.P.D. el Maestro Francisco Toledo.