“Aunque no sabes qué es lo que buscas,
lo que buscas, te busca.”
-Alejandro Jodorowsky-
Después de los viajes realizados, como comenté en mi artículo anterior, había que adaptarse nuevamente al entorno. Uno, después de un viaje placentero, piensa que las cosas estarán mejor al regreso. Desafortunadamente no ha sido así. Las noticias son terribles. Negocios que han cerrado sus puertas por el “derecho de piso” que les exigen los delincuentes. Las ráfagas de balazos en los negocios que se han negado a pagarlo. Las voces de varias personas que temen que nuestra ciudad se convierta en ciudad fantasma como pasó en Ciudad Juárez. En fin, muchos temores y pocas esperanzas.
La desconfianza en nuestras autoridades crece, la violencia se multiplica. Pareciera que todos nos estamos convirtiendo en nuestra peor versión para contestar la violencia. Hay quienes dicen que se debería de permitir la portación de armas de fuego para defenderse de los maleantes porque estamos en desventaja al enfrentarnos a ellos.
Lo vemos a cada momento, un día sí y otro también. Ahí está el caso del policía que ultimaron en Veana. Muy triste y lamentable.
Hace falta estrategia, preparación, equipo adecuado, respuesta a tiempo. Y creo que si todos portáramos armas sería peor. Todo mundo dispararía a la menor provocación.
Como sociedad nos sentimos lastimados, vejados, perdidos. Y lo peor, es que la nueva generación de delincuentes son los jóvenes. Aquellos que deberían tener sueños maravillosos para su vida futura. Muchos de ellos sostienen que nunca saldrán del hoyo donde se encuentran y si la delincuencia les paga “bien”, aunque vivan poco, pero se darán vida de reyes mientras les dure.
Otros, una gran mayoría, también cae en las garras de la delincuencia porque, además de las carencias, no tienen una familia estable y perdieron, o nunca les inculcaron, los valores adecuados para vivir en sociedad.
Hay opiniones varias: algunos sostienen que la sociedad no tiene (porque no hay políticas públicas) los medios suficientes. Guillermo Ladd, psiquiatra, dice que la delincuencia se forma por la falta de una serie de oportunidades que no se fomentan en las instancias ni edad adecuadas, conforme una persona se va desarrollando en el medio en que habita, en donde falta: una sociedad saludable, valores en las escuelas y un Estado que respete las leyes.
Y todo comienza en la familia. Eso me queda claro. Pero Ladd sostiene: Si tuviéramos una sociedad saludable habría primeramente afecto, protección en los niños, si esto no se da en la edad adecuada ya se perdió esa oportunidad; la siguiente oportunidad es en la escuela, pero si tenemos profesores mal pagados que no brindan valores a los niños, tampoco se dará esa etapa; y ya cuando uno es adulto y encuentra un Estado en donde no hay respeto a la ley y esta sirve solo para unas personas, entonces quien ve esta situación pensará: “¿Por qué tendría yo que cambiar?”
Es necesario, que aun en la modestia de nuestra vida, a pesar de no contar con los medios económicos suficientes, tengamos una herramienta adecuada. Y considero que esta es la espiritualidad.
La espiritualidad es una forma de vida. Es la manera en que tratamos a nuestra familia y seres queridos, incluso a los que no conocemos, los que se nos cruzan en nuestro diario andar. Nuestra forma de soñar y aspirar también puede ser espiritual. La espiritualidad no es asistir todos los días a la iglesia. Es una forma de vivir intensamente con responsabilidad, preocupándonos y ocupándonos por nosotros mismos y por los demás. Y el primer paso es creer en ella. Vivimos en un mundo de competencia. Tanto tienes, tanto vales.
La espiritualidad no es comodidad física ni material. Consiste en buscar nuestra verdadera naturaleza. Dicen que como tratas a los demás es el reflejo de tu vida espiritual. ¿Te has mirado últimamente al espejo y te has preguntado cómo tratas a tus semejantes? Creo que esta es una buena manera de medirnos y analizar lo que tenemos que cambiar. El Dalai Lama afirma, y de verdad estoy de acuerdo con él, que la esencia espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás.
Veamos el mundo, a partir de hoy, con una nueva perspectiva para lograr una cultura de la paz para nuestro pueblo. Como dice en Efesios 4:2: Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor.
Como son tus pensamientos, así eres, dice Buda. Lo que eres, es lo que siempre has sido. Lo que serás, es lo que haces a partir de ahora.