“Aquel que necesita humillar a otra persona
para sentirse bien, sin duda sufre algún tipo
de problema interno que no conocemos".
Anónimo
Como mencionaba en mi artículo anterior, la violencia escolar es un problema demasiado serio en el que no existen estrategias ni políticas públicas que se implementen en las escuelas para resolverlo.
Seguramente habrá personas que argumenten la existencia de leyes como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA) que establece que las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a una educación libre de violencia; que las autoridades competentes deben prevenir, atender y sancionar el acoso escolar; que las autoridades deben fomentar la convivencia escolar armónica; y que las autoridades deben elaborar protocolos de actuación sobre situaciones de acoso o violencia escolar. O también pueden argumentar que Ley General de Educación establece que la educación del Estado debe promover el respeto a la dignidad humana; que la educación del Estado debe promover el enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva y, que, además, las autoridades escolares pueden aplicar medidas disciplinarias para preservar la seguridad y convivencia escolar. Estas medidas deben ser: armónicas con el principio del interés superior de la niñez; proporcionales a la conducta que se les atribuya a los alumnos, y, considerar las circunstancias personales, familiares y sociales de los alumnos.
La ley estatal para la convivencia y seguridad de la comunidad escolar del estado de Morelos existe en papel y nos dice que: En el Estado de Morelos, el referido programa (Escuela segura) se aplica con financiamiento público, atendiendo a los altos índices de seguridad (debe decir: inseguridad) y violencia, como lo son los siguientes 10 municipios: Cuernavaca, Jiutepec, Cuautla, Temixco, Puente de Ixtla, Emiliano Zapata, Mazatepec, Tlaquiltenango, Xochitepec y Yautepec.
Sí, ahí están las leyes, como muchas otras que tenemos en el país: leyes vigentes, pero ineficaces, es decir, inoperantes, puesto que como vemos un día sí y otro también, la violencia escolar cada vez se incrementa más.
La violencia en las escuelas tiene consecuencias graves para todos los involucrados. Para las víctimas puede generar estrés, ansiedad, depresión y, en casos extremos, llevar a pensamientos suicidas. Los agresores también sufren consecuencias, ya que un comportamiento violento durante la infancia o adolescencia puede derivar en problemas legales y sociales en la vida adulta.
Además, el ambiente escolar se ve deteriorado cuando la violencia es frecuente. La inseguridad y el miedo afectan el aprendizaje y dificultan la convivencia. Según un informe de la UNESCO, los estudiantes que experimentan violencia en la escuela tienen más probabilidades de abandonar sus estudios o de presentar bajo desempeño académico.
Es importante implementar estrategias para combatir este flagelo. Y, para tal fin, propongo las siguientes: Estas requieren la colaboración de las familias, las escuelas y la sociedad en su conjunto.
Estrategias en la familia: fomentar la comunicación: Es importante que los padres escuchen a sus hijos y generen un espacio de confianza donde puedan expresar sus preocupaciones; educar con el ejemplo. Los niños aprenden a través de la observación. Si los padres resuelven conflictos de manera pacífica, los hijos seguirán su ejemplo; establecer límites claros: reforzar normas de convivencia y explicar por qué la violencia no es una solución efectiva para los problemas.
Estrategias en la escuela: promover una cultura de paz: Implementar programas de mediación escolar y círculos de diálogo donde los estudiantes aprendan a resolver conflictos de manera pacífica; capacitar a docentes y personal escolar: Los educadores deben estar preparados para identificar y abordar casos de violencia escolar de manera efectiva; y finalmente, pero no de manera limitativa, fomentar el respeto y la empatía. A través de actividades y dinámicas en el aula, se pueden desarrollar valores como la tolerancia y el respeto por la diversidad.
Los diferentes tipos de violencia existentes, como ya lo vimos, vienen desde nuestra infancia y lo hacemos más evidente en nuestra vida adulta. Pensemos en nuestros hijos, y todas las personas pequeñitas que ya forman parte de nuestra sociedad. Estoy seguro que piensas igual que yo y muchas más personas que queremos un futuro brillante, amoroso, armónico, productivo y en paz para todos ellos. Queremos generaciones que vivan sin violencia, en una paz constante y productiva. Y no, como hasta ahora, que vivimos violencia en la familia, en la escuela, en los centros de trabajo y en nuestras comunidades. Aunque no lo creas, y recuérdalo a partir de ahora, el abuso consiste en que la persona menos competente y más agresiva proyecta su incompetencia en la persona más competente y menos agresiva. Y estoy seguro que conoces a más de una persona con estas características.