El sindicato de trabajadores académicos ha decidido tomar acciones más mesuradas, porque sus integrantes parecen entender el contexto en el que se dan los problemas financieros de la universidad, que están íntimamente ligados a cuestiones atribuibles al gobierno federal más que a su propia institución.
La afectación que provoque la huelga será mayor que el daño reclamado. Los sindicalizados al final pueden terminar cobrando sólo la mitad de su salario por el tiempo que paren labores. Y esa puede ser la primera consecuencia, de las muchas que una acción apasionada e irreflexiva provocará en la UAEM.