Igualmente, no existe una atmósfera que propicie y premie la creación y la innovación, por lo que una parte el potencia del éste país se dilapida.
Muchas universidades ya buscan cambiar esos conceptos, pero el esfuerzo es insuficiente ya que es poca la población que tiene acceso a estudios superiores.
Motivar a las nuevas generaciones a perder el miedo a crear sus propias empresas constituiría un enorme paso hacia la creación de un mercado interno más amplio que nos haga menos dependientes del exterior.
En la coyuntura internacional que vive el país, tal objetivo es más deseable que nunca.