Pero es una infinidad de consejos los que contempla la ley, y o no funcionan o funcionan sometidos al designio de quien nombró a sus integrantes.
Algunos ciudadanos participan de buena fe en esos organismos y ofrecen su tiempo hasta que descubren que su papel es, si acaso, decorativo.
Por eso, o se reforma la manera en que se integran o simplemente desaparecen, lo que no sería una gran pérdida.