Las demandas de los habitantes de la Unidad Habitacional Jardines de Palmira, y de otras partes de las colonias Palmira y Chipitlán, son legítimas: no deja de llover y, hasta ahora, nada les garantiza que su patrimonio no resulte dañado por los errores que se han cometido en el diseño y edificación del paso exprés.
Los afectados por el desbordamiento de la barranca de Santo Cristo señalan que no tienen claro que los trabajos de remediación que se realizan en la zona en la que se abrió el socavón -que cobró la vida de dos personas- eviten nuevas inundaciones en sus casas y en el estacionamiento de la unidad habitacional, por las intensas lluvias que no cesan.
Pasan los días y las semanas y los daños cada vez son mayores, y al ciudadano que no puede conciliar el sueño por las noches por el temor de que se inunde su casa, si llueve, no se le da ninguna certeza de seguridad.