No sabemos si finalmente la movilización ciudadana de ayer impedirá a los diputados perpetrar sus últimas fechorías, pero ojalá que realmente hayan sido un freno y eso evite que se convoque a un nuevo periodo extraordinario de sesiones.
El viernes los diputados dejarán de serlo y llegará una nueva legislatura, que esperemos no busque con el mismo empeño que sus antecesores el al parecer codiciado título de “la peor de la historia”.
También llama la atención que un grupo de abogados mostró sus debilidades profesionales al acudir a la movilización física y no a los recursos que ofrece la ley para ponerle un freno a los legisladores.
Eso podría ser una mala señala, pues habla de que las aguas revueltas sirven para pescar toda clase de ventajas, especialmente mediáticas.