El comercio ambulante se convirtió para gran parte de la población en la única salida al desempleo, pero la práctica de vender toda clase de productos –incluidos muchos prohibidos- en la vía pública se ha convertido en un gran problema social en las principales ciudades morelenses, ya que afectan a otras actividades relevantes para la economía.
La solución a este problema es multifactorial pero es principalmente económico: si existieran otras alternativas, quienes se dedican al comercio ambulante las tomarían, pero el empleo formal en la entidad es escaso y ofrece salarios muy bajos, que no alcanzan a cubrir el ingreso mínimo de las familias.
Retirar al ambulantaje de las zonas más afectadas es una medida cosmética pero necesaria para no complicar más la vida de las empresas formales dedicadas al comercio y a los servicios.
Sin embargo, debe irse más allá y crear opciones que poco a poco oriente la actividad de las personas hacia otros giros.