Independientemente de que será una autoridad la que determine la veracidad de las acusaciones hechas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) contra el Sistema de Agua Potable y Alcantarilla de Cuernavaca (SAPAC) por el presunto robo de energía para echar a andar los pozos extractores de líquido, ninguno de los entes involucrados en ese conflicto debe olvidar que quienes quedan en medio de la discusión y sufren directamente sus efectos son los habitantes de Cuernavaca y quienes acuden a la ciudad por estudio, trabajo o diversión.
La cifra de afectados de manera directa o indirecta pasa de un millón de personas y también están en juego muchas de las actividades productivas ligadas al sector servicios, así como la salud de cientos de miles de niños y jóvenes de las escuelas públicas y privadas.
Es obvio que no se debe jugar con algo así, pero aunque suene lógico, parece que es necesario recordarlo.