Finalmente la magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia se anotó un punto a su favor al bloquear a través de una controversia constitucional la llegada al cargo de la magistrada Guillermina Jiménez Serafín, su opositora y quien habría roto el equilibrio de poder que mantiene paralizadas las decisiones en el Poder Judicial.
Al mismo tiempo, la presidenta cuestiona con ese y otro recursos judicial la vida interna del Poder Legislativo, al poner en duda la legalidad de la llamada “mayoría calificada” que los diputados deben alcanzar para aprobar cambios de transcendencia.
El Poder Judicial de Morelos se coloca así en un papel de bloqueo de la vida política de la entidad y rebasa su propio ámbito, cuya defensa ha ejercido con celo, aunque llegue a los niveles de la citada intromisión.
Justo cuando el Poder Legislativo había logrado superar la parálisis impuesta por un grupo de diputadas que defienden sus intereses personales, los morelenses debemos ver la prolongación del lamentable espectáculo.