Los municipios de Morelos, salvo contadas excepciones, enfrentan graves problemas de endeudamiento además de otros compromisos económicos que tienen atado el futuro de los gobernados por lustros o quizá por décadas.
La deuda, como parece haberlo decidido ya el Congreso, no puede ser la solución a las dificultades que las comunas atraviesan y que solo repiten el esquema de sus antecesores.
La falta de ingresos y de liquidez no puede compensarse con nuevos endeudamientos, porque no existe ya capacidad de pago, aunque se quisiera aparentar otra cosa.
Adicionalmente, se ha demostrado una y otra vez que cuando un ayuntamiento se endeuda la mayor parte de esa suma se la come la corrupción, lo que complica más los problemas.
Contratar empréstitos debe quedar descartado. Los ingresos económicos de los cabildos son suficientemente elevados como para que se puedan importantes ahorros en el rubro y en otros más que al final son gastos innecesarios.
Si quienes dirigen las alcaldías no quieren sacrificar su estilo de vida, por lo menos que no comprometan más el futuro de la ciudadanía.