Finalmente 16 personas originarias de Hueyapan que participaron en la agresión del martes pasado en Cuernavaca fueron puestas a disposición de las autoridades. Quince de ellas están acusadas de secuestro, un delito grave, luego de que privaron de su libertad a diez de sus paisanos para tratar de conseguir mediante amenazas que el consejo municipal que impulsan sea reconocido por las autoridades.
La facción más beligerante de esta inútil confrontación está disminuida, pero es probable que intente mantener su actividad y que pretenda usar la fuerza contra sus rivales -aquellos que ejercen el poder con el reconocimiento legal- mientras los conflictos que deberían ocuparlos -la disputa del agua con Tetela de Volcán o la definición de los límites territoriales- se descuidan a pesar del riesgo que eso representa para todo el municipio indígena.
Ponderar lo verdaderamente valioso puede ayudar a solucionar un conflicto de clanes que daña a toda la población de Hueyapan, una comunidad que tiene el reto de salir adelante con su gobierno propio.