Aunque es una disposición federal y los que corren son tiempos difíciles para aprender, seguramente las actuales generaciones sufrirán un daño notable en su formación por tanta permisibilidad enfocada a combatir la deserción escolar.
Hoy, aprender requiere de condiciones anormales en otros tiempos. Se necesita dinero en los hogares para disponer no solo del equipo básico necesario, sino de la conexión a internet. Y estudiar desde un teléfono celular -la forma más barata de hacerlo en línea- no es muy cómodo.
Pero de allí a reducir notablemente la exigibilidad a los alumnos provocará que cuando lleguen al nivel profesional carezcan de la formación adecuada. Y aun así es probable que los admitan, lo que reducirá de manera notable la calidad de los cuadros universitarios.
Habrá que encontrar otra manera, aunque ahora la que aquí se critica sea la única a la vista.