La posible desaparición de doce partidos porque no alcanzaron la votación mínima necesaria para mantener su registro local no es suficiente, porque once partidos siguen siendo un número alto de organizaciones que en poco contribuyen a la sociedad y que, al contrario, son una carga.
La próxima legislatura debería asumir demostrar su compromiso social desde el principio y reformar las leyes electorales para dificultar la llegada de nuevos partidos.
En plena emergencia sanitaria fue necesario destinar un elevado presupuesto para ellos, mientras hacen alta insumos y equipamiento para luchar contra la pandemia.
Basta ver la ridícula votación alcanzada por la mayoría de los candidatos de los partidos nuevos como para considerar que han sido un gasto inútil.