El comercio informal que se apoderó de las calles más céntricas de Cuernavaca recuerda a la forma en que -hasta antes del sismo de septiembre de 2017- la feria de año nuevo en Jojutla bloqueaba el espacio público durante un mes e impedía cualquier actividad para usar las calles en la exhibición de la misma mercancía que ya se vendía en los mercados de esa localidad, cuya calidad de vida quedaba degradada durante el periodo de feria.
Algo así ocurrió en Cuernavaca, pero sin previo aviso, a raíz del extraño “tianguis navideño” que ha dado al traste con la recuperación económica del comercio establecido.
Lo que se dijo ayer en este espacio se ha quedado corto: los afectados claman no por la reparación del daño, sino al menos por la vuelta a la normalidad, para tratar de recuperar algo de lo mucho que se ha perdido.
Habrá que ver el desarrollo de los acontecimientos.