El robo de coladeras metálicas se ha convertido en algo usual en el tramo carretero llamado paso exprés, lo que convierte a ese trayecto, de por sí peligroso, en una zona de alto riesgo para los conductores, que pueden caer en los drenajes cuya tapa desaparece.
Como si no bastara con los enormes defectos ocultos que dejaron en esa obra, los automovilistas deben hacer frente al peligro causado por gente que busca unos pesos a costa de la salud y la vida del resto de las personas que requieren transitar por el camino mencionado.
Esas coladeras sustraídas se pueden vender fácilmente a los negocios que reciclan metales y donde quizá se encuentre el meollo del asunto.
Mientras sea fácil comercializar ese tipo de artículos seguirá su sustracción, por lo que una forma de dar seguridad en las carreteras es castigar a los negocios que comercializan con tanta liberalidad algo que vale más de lo que cuesta.