No debería pasar desapercibida la noticia del procesamiento de un hombre acusado del saqueo de dos escuelas. Aunque el proceso al que será sometido no es producto de una investigación sino de la torpeza del propio involucrado, el hecho de que esté sometido a juicio es un avance que puede ayudar a resolver los numerosos casos en que planteles escolares de toda la entidad perdieron su equipamiento e incluso su infraestructura a manos de gente sin escrúpulos.
Las escuelas públicas están inermes ante la delincuencia, que cuando logran sus mezquinos objetivos se llevan por delante el futuro de cientos de niños, cuyos planteles se quedan sin electricidad, agua o internet (o sin todas esas cosas a la vez) al tiempo que la comunidad escolar se ve imposibilitada para reponer los aparatos que con enorme esfuerzo habían adquirido. Habrá que esperar para que la persona a la que se hace referencia reciba el castigo que merece, sin atenuantes,