Las inversiones realizadas en la construcción de plantas tratadoras de aguas residuales en el gobierno anterior fueron cuantiosas y en realidad beneficiaron solo al exgobernador, su familia y allegados. La importante infraestructura se pagó y entregó de manera oficial aunque estaban a medias, pero lo que quedó en pie también está en riesgo de no servir nunca, porque los procesos judiciales en las que se han visto involucradas dichas plantas obligan a mantenerlas en las condiciones actuales con el consiguiente deterioro.
Son demasiados los temas de corrupción del gobierno anterior que está peligrosamente detenidos desde hace tres años y el daño que eso ocasiona afecta a la sociedad en su conjunto, solo para beneficiar a un puñado de exfuncionarios, a los que nadie molesta, por lo menos no con acciones contundentes.
Hasta cuando se mantendrá esta situación es una pregunta a la que nadie parece tener respuesta.