Las protestas que se extienden por todos los planteles donde laboran los llamados trabajadores homologados parecen responder a una situación coyuntural, quizá marcada por el fin del curso escolar.
Sin embargo, esas protestas -dirigidas a las autoridades federales- pueden afectar la buena marcha del curso lectivo a nivel medio superior y superior.
Lo mismo puede decirse de una situación parecida pero en otro contexto, en este caso en el subsistema educativo del Colegio de Bachilleres, donde periódicamente brotan los conflictos derivados de la existencia de dos sindicatos y del trato aparentemente desigual para uno y otro.
Más allá de la justeza de los reclamos, es necesario pedir que los educandos, el objetivo de las instituciones en efervescencia, no sufran afectaciones en sus estudios, pues ya de por sí arrastran las secuelas provocadas por la pandemia.