La temporada de lluvias ya ha comenzado y es un hecho la presencia de los efectos de los huracanes que con intensidad golpean las costas del país.
Morelos, a pesar de su ubicación, periódicamente es víctima de los efectos de las lluvias torrenciales, que desbordan cauces anegados de basura y lodos y causan daños al patrimonio de las personas e incluso ponen en peligro vidas.
Eso puede pasar si los alcaldes, que tienen la obligación de mantener despejados los cursos de agua que cruzan los territorios que gobiernan, incumplen con una tarea preventiva que en los últimos años han dado buen resultado.
No es cosa de dinero, es cosa de vida o muerte, aunque el daño patrimonial que se puede evitar no debe soslayarse.
Apenas queda tiempo para llevar a cabo las medidas preventivas necesarias para otra temporada de lluvias sin sorpresas desagradables.