De confirmarse la versión ofrecida por la Fiscalía General de Justicia, la forma en la que se hace política en el municipio indígena de Xoxocotla es tenebrosa.
La versión oficial de la fiscalía atribuye la autoría intelectual del asesinato del alcalde Benjamín López Palacios a quien fuera suplente en la fórmula de su hermano Juan, quien falleció repentinamente por causas naturales.
El problema es que la historia no termina aquí, pues actualmente en esa comunidad dos personas se ostentan como alcaldes, uno por ser el suplente y otro más por decisión de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal.
Aunque solo uno tiene acceso a los recursos públicos, ambos se consideran legitimados para actuar como alcaldes, pero también se consideran en riesgo, al grado de que disponen de vigilancia armada y otras medidas de protección.
El riesgo de nuevos actos de violencia -que casi podríamos llamar fraticida, porque originalmente todos formaron parte del mismo grupo político- sigue latente y así se mantendrá hasta en tanto no se deje de jugar con interpretaciones ventajistas de lo que dicen la ley y sus propias costumbres.