Luego de protestar ante las instalaciones de la Fiscalía General de Justicia por la agresión de la que fue víctima la reportera de esta casa editorial Ana Lilia Mata, varios de los participantes son ahora víctimas de ataques y amenazas desde el anonimato de las redes sociales.
Los mecanismos para la defensa del gremio no se han mostrado expeditos y ni siquiera son específicos para este sector de la sociedad, por lo que poco pueden hacer, pero dentro de sus limitaciones tienen la obligación de asumir su función para indagar quién se encuentra detrás de cada una de las agresiones cibernéticas que se han desatado por la denuncia (periodística) de la comunicadora.
Parece como si se quisiera amedrentar a unos profesionales cuya función y obligación es estar cerca de donde se generan los acontecimientos de trascendencia social.
Esos ataques anónimos -y por lo tanto cobardes- demuestran lo necesario que es exigir el castigo por la conducta del policía que maltrató físicamente a la reportera, cuando esta desempeñaba su labor.