La labor de quienes se dedican al periodismo es estar cerca de los hechos noticiosos -a pesar de los obstáculos que se presenten- para informar de ellos. Por eso nada justifica la agresión de un policía de investigación criminal contra la reportera de esta casa editorial Ana Lilia Mata, que precisamente realizaba su labor periodística cuando fue agredida por un hombre armado que además es trabajador pagado con recursos públicos.
Si la agresión queda sin castigo, los incidentes de este tipo se multiplicarán, porque quienes ostentan mediante su uniforme o su cargo unas migajas de poder se sentirán impunes para repetir esa conducta al menor motivo.
La de los medios de comunicación es una tarea de interés público que ya de por sí enfrenta numerosos obstáculos para su desempeño. Aquí puede estar la delgada línea que pudiera llevar al recrudecimiento de la violencia contra el gremio, que hoy está latente o puede parecer que no existe, pero es real.
Independientemente de a cuál medio pertenezca la víctima, la agresión puede marcar un antes y un después negrísimo para el periodismo morelense.