Aunque el secretario de Educación reconoció ayer que es abusivo cobrar a cada padre de familia mil 500 pesos (o cualquier otra suma desproporcionada) como cuota escolar, ahora falta que se giren las instrucciones necesarias para que el incumplimiento de ese tipo de aportaciones no derive en exclusión del alumnado.
Definitivamente es mucha la fragilidad de los padres de familia al principio y al final de cada curso escolar, porque hay muchos elementos para condicionar lo mismo la entrega de documentos que el lugar de cada estudiante.
La economía de las personas fue dañada por los efectos adversos de la pandemia, ya que hubo un generalizado cierre de negocios y se suspendieron muchas actividades productivas. En dos años la mayor parte de sus familias perdió sus ahorros, por lo que imponer la obligatoriedad del pago de cantidades que son desmesuradas respecto del ingreso familiar no es lo más adecuado, por decirlo de forma políticamente correcta.