La dinámica que lleva a reincidir a los jóvenes que salen de prisión sin ningún tipo de apoyo social se ha repetido sin frenos desde hace ya demasiado tiempo.
No solo se enfrentan a la muerte por el tipo de actividades delictivas que realizaron, sino que en el tiempo que pueden sobrevivir se incorporan al crimen organizado, porque no encuentran salidas dignas.
Es un gran agujero negro de la sociedad esa cantidad de vidas jóvenes que no logran desandar el camino.
El reclamo del grupo social que planteó el problema merece ser atendido.
Debe ser parte de los esfuerzos por lograr un mundo mejor.