Se ha advertido hasta el cansancio que el uso de las redes sociales y en general de cualquier exposición al mundo virtual requiere de tomar medidas preventivas para evitar ser víctima de algún delito, pero las cifras de afectados por prácticas nocivas durante su navegación por el ciberespacio no dejan de crecer.
Eso indica que se requiere de una cultura de uso de lo virtual más allá de lo que se aprende por la mera práctica.
Lo que está en juego es lo mismo dinero que hasta la propia personalidad, la cual puede ser suplantada para cualquier fin si la víctima ofrece sus datos a cualquiera que lo convenza de que recibirá algo a cambio.
A estas alturas, la capacitación formal en las escuelas de todos los grados se antoja una verdadera necesidad.