Se considera que de la observación de los cielos nació la ciencia y comenzó la comprensión de la Naturaleza y sus fenómenos, por lo que no está de más extender a los lectores una invitación para levantar los ojos a la noche y observar el portentoso espectáculo de la conjunción de Venus y Júpiter.
Aunque no se trata de un fenómeno único, porque se repite cada año, aunque con mayor o menor visibilidad, asomarse a la bóveda celeste puede propiciar la elección del camino de la ciencia para aquellos niños y jóvenes que han convertido su esclavitud a una pantalla en su cotidianidad.
Ver con sus propios ojos las maravillas del Universo es salir de una rutina unificadora que no nos hace bien como sociedad.
Los pretextos sobran, pero estos días el espectáculo de la citada conjunción es un buen pretexto para intentar otra mirada.