Junto con la delincuencia desatada, el comercio ambulante es una de las grandes lacras que padece la ciudad de Cuautla y en ambos casos el gobierno municipal parece estar en contra de los ciudadanos.
Los delitos de sangre se cometen a plena luz del día mientras el comercio informal se apodera de los espacios públicos con el consentimiento de las autoridades, a pesar del daño que eso representa para la economía.
Las autoridades municipales parecen estar más ocupadas en el lucimiento de la esposa del alcalde que en cumplir con sus deberes.
El problema es que ese gobierno fallido tiene un alto costo para la población, que deberá esperar al 2024 para que la pareja presidencial deje de hacer daño al patrimonio público y las esperanzas de tener orden en su municipio se renueven.