Desafortunadamente tiene mucha razón el presidente del Consejo Coordinador Empresarial cuando señala que el proceso de comparecencias organizado por los diputados que controlan el Congreso carece de seriedad y está lejos de tener fines a favor de la ciudadanía.
Es a todas luces una pérdida de tiempo porque no sale nada útil de este sistema, ideado originalmente como un mecanismo de control pero que ahora -a decir del representante del empresariado- son actos solo para “lucimiento o de linchamiento".
Por supuesto, todo eso tiene un alto costo, que los ciudadanos deben cubrir a través del enorme presupuesto asignado al Congreso.
Y para colmo, ese circo ni siquiera es entretenido.