A pesar de las lluvias inusuales, la ola de calor que desde hace semanas cubre a la entidad permanece y con ella han llegado diversas enfermedades.
Los males gástricos propios de estas fechas ponen en peligro la vida de los menores, que requieren mayor atención, lo mismo que los ancianos.
Las altas temperaturas en sí ya constituyen un riesgo para la salud, no solo por el llamado golpe de calor, sino por la deshidratación y los males aparejados a la temporada.
Está más que probado que no se trata de las situaciones que estábamos acostumbrados a enfrentar, sino de situaciones atípicas, con temperaturas de más de cuarenta grados que se prolongan más de lo habitual.
Ninguna medida preventiva sobra. Aquellos que por sus condiciones de edad o de salud son susceptibles deben recibir los cuidados necesarios, para evitar saldos que luego lamentemos.