Las becas que el gobierno federal entrega a los jóvenes que no estudian ni trabajan han venido a quitar el estímulo que ese grupo demográfico podría haber tenido para buscar una preparación laboral o para aprender un oficio.
Son amplios los sectores productivos que hoy enfrentan problemas para reclutar trabajadores jóvenes, porque los potenciales candidatos prefieren la tranquilidad de la beca, aunque esta dure solo un año.
La intención de ese programa era permitir que las empresas captaran aprendices sin tener que cargar con todo el costo de su preparación, pero ese fin se ha pervertido.
Importantes sectores de la sociedad padecen por falta de mano de obra y el campo es uno de los más importantes.
Las autoridades federales deberán pulir el enfoque de esos programas si quieren resarcir de alguna forma el daño que ya han causado.