El G-15, al apoderarse del control del Congreso local y desde allí de las instituciones, está provocando un daño duradero que resentirá toda la población.
En su terrible afán de dominarlo todo, los diputados que controlan el Congreso los cómplices que les dan los votos necesarios han incurrido en toda clase de tropelías que por desinterés la población ignora o no reconoce en su magnitud.
Sin embargo, están a muy poco de apoderarse del Poder Judicial, pero también de otras instituciones, mientras socavan las finanzas públicas con el simple recurso del tortuguismo.
Será muy difícil remediar todo lo que han descompuesto en su afán de mantenerse en el poder, algo que posiblemente el voto popular frustre, aunque para cuando llegue ese momento, en junio de 2024, ya sea demasiado tarde.