Todo el proceso legislativo en el Congreso local ha sido secuestrado y anulado por el reducido grupo que a base de prebendas controla los votos suficientes para hacer y deshacer a voluntad en el Poder Legislativo.
Los propios organismos internos del Congreso fueron alterados para que sean inefectivos, lo mismo la Junta Política y de Gobierno, que no opera, que la Entidad Superior de Fiscalización o la llamada Diputación Permanente, que durante la última etapa de su vigencia dejó de sesionar, excepto en su apertura y cierre.
Por supuesto, no por eso los diputados responsables de esa situación y sus cómplices han dejado de cobrar enormes cantidades. O eso debe inferirse ante la falta de transparencia en el manejo de los recursos a su disposición y la buena vida que parecen darse todos ellos.
Inefectivos y caros parece no una descripción sino un lema que los distingue.