El formato del primer debate presidencial, del pasado 7 de abril, fue criticado por su inflexibilidad y austeridad, aunado a las fallas técnicas en su logística.
En Morelos el escenario debe ser diferente. La autoridad electoral local seguramente toma constancia de la decepción que dejó el ejercicio nacional y, en armonía con las representaciones políticas estatales, debe procurar un modelo que permita a la ciudadanía tener un acercamiento real de las propuestas, planes y proyectos de gobierno de las tres candidatas a la posición.
De la misma forma, se pretende una fórmula que conceda a las abanderadas expresar sus ideas con apertura y un tiempo conveniente.
Morelos tiene la oportunidad de ofrecer a sus ciudadanos un debate entre sus candidatas, de altura.