La necesidad de una reforma al sistema electoral es una de las repercusiones que deja el proceso que vive el país en este año.
El cambio es necesario en diversas vertientes, pero también lo es el consenso y el diálogo entre los actores concurrentes en la escena nacional.
El periodo comicial presente exhibió los múltiples vacíos en la legislación respectiva, así como la obligación de la variante. El derroche de recursos, la guerra sucia, la infiltración de candidatos sin legitimidad… son algunos de los asuntos que lastiman a la sociedad.
Es hora de poner manos a la obra en una tarea que constituye una deuda del Estado con su democracia.