En esta ocasión, la exigencia de mayor seguridad provino de conductores de plataformas digitales de viajes como DiDi y Uber, quienes, ante la desaparición de uno de sus compañeros y un supuesto desinterés por el caso por parte de las autoridades investigadoras, agotaron el único camino al que los orillaron para hacer visible su exigencia: los bloqueos.
Los inconformes también hablaron de varios casos en los que son víctimas de asaltos y hasta la privación de la vida para robarles sus vehículos.
El gobierno del estado actuó de manera correcta al proponer e iniciar prácticamente de inmediato una mesa de trabajo en la que recibieron a representantes de los conductores para escucharlos y llegar a acuerdos.
Atender las demandas de familiares o colectivos que buscan a personas desaparecidas debería ser una de las prioridades; el dolor que causa a las familias enfrentar una situación de este tipo es suficiente, y esperar a que salgan a demandar atención es desgastarlos aún más en esa dura experiencia con la que les ha tocado lidiar.